Australia pelea por las últimas gotas de agua
por Marketing
Los ríos Murray y Darling, con sus incontables afluentes, son la arteria vital del sector agropecuario del sureste de Australia. Pero el mayor sistema fluvial del continente se encuentra amenazado. En lugar de debatir sobre cómo salvarlo, se discute por el reparto del agua.
Sin el sistema fluvial Murray-Darling no habría vida ni producción agraria en el interior cálido y seco de Australia. La cuenca hidrográfica es tan grande como Alemania y Francia juntos. Desde el nacimiento en el norte subtropical Queensland hasta la desembocadura del Murray cerca de Adelaida, en la costa sur del país, alcanza una longitud de 3.375 kilómetros.
Desde hace miles de años, los ríos, lagos y pantanos del sistema fluvial son el centro de la vida de los indígenas australianos. Y atesoran muchos mitos y leyendas. Los ngarrindjeri en la desembocadura del Murray se consideran incluso una parte del sistema fluvial. «Todas las cosas vivas están vinculadas», escriben a una comisión de investigación estatal, «suplicamos a todas las personas que respeten el agua y la tierra. Queremos disfrutar de un agua limpia y fresca y de un paisaje saludable».
La comisión se puso en marcha para investigar el declive del sistema Murray-Darling. Porque las cosas no van bien en el entorno de esta arteria vital. Clyde Rigney senior, uno de los ngarrindjeri de mayor edad, se preocupa por el futuro de los niños de la pequeña comunidad aborigen de Raukkan. Hasta su lugar de origen, en la desembocadura del Murray apenas llega agua.
Fuente: Autoridad de Gestión de la Cuenca del Murray-Darling – Ilustración: efl
En total, dos millones de personas viven en la cuenca hidrográfica del sistema Murray-Darling. Esto supone casi el diez por ciento de la población de este inmenso país escasamente poblado. Los ríos y lagos caracterizan las pequeñas ciudades y los asentamientos del interior oriental de Australia. A lo largo de los cursos de agua, el polvo rojo deja espacio a los pastos, la maleza y los eucaliptos de corteza roja y de corteza blanca.
A la sombra de los árboles, el calor del verano remite notablemente. En los buenos años, la pesca es la actividad de ocio de muchos granjeros que trabajan diariamente bajo un sol sofocante. Los niños juegan en las aguas poco profundas de las orillas del Murray. Los pelícanos vuelan majestuosos sobre lagos y pantanos donde se reúnen pájaros migratorios de todo el mundo.
Caldo marrón en lugar de agua potable
Pero los buenos años cada vez son menos. Cada vez con mayor frecuencia el agua se queda retenida en charcos salobres en los cauces de los ríos en lugar de fluir. En las últimas semanas, en el curso bajo del sistema han perecido millones de peces. Los habitantes no disponen de agua potable. Un ejemplo es la granja de ovejas Tolarno Station de la familia McBride, al oeste del estado de Nueva Gales del Sur. En el pasado el Darling abastecía a personas y animales. En la actualidad su cauce está prácticamente seco por completo.
Las 12 000 ovejas supervivientes de la granja de los McBride deben compartir la escasa agua con decenas de miles de canguros, emús y otros animales salvajes. Obviamente no hay agua suficiente para todos. «El agua está contaminada por algas tóxicas, pero los animales tienen sed y la beben a pesar de todo. Cada vez me encuentro más cadáveres de animales en el polvo», afirma con un suspiro la mujer del granjero, Katherine McBride. Comenta que lo único que aún le proporciona algo de esperanza es la ayuda espontánea que reciben de muchas personas. Desde hace dos meses, generosos benefactores envían camiones con agua embotellada desde ciudades a cientos de kilómetros de distancia a los McBride y a sus vecinos. Las ocho personas de la granja familiar fundada en 1851 dependen de esta agua.
Tolarno Station pertenece a la localidad Menindee, con un número oficial de habitantes de 551. En realidad, el centro del municipio se encuentra junto a un lago, pero éste se ha secado por completo. También el agua potable se ha agotado. «De los grifos sale un caldo marrón maloliente —afirma la alcaldesa Darriea Turley—, no es posible ya ni ducharse con esta agua». El Gobierno australiano no puede justificar esta catástrofe medioambiental simplemente con los largos años de seguía, opina.
En su opinión, el sistema fluvial ha superado a lo largo de su historia recurrentes periodos de sequía, pero la crisis de este año esconde problemas estructurales: «Grandes empresas agrícolas en las cuencas altas del sistema fluvial extraen una cantidad excesiva o incluso ilegal de agua para el cultivo de algodón o arroz», afirma Turley. Ella lo tiene claro: «La Autoridad de Gestión de la Cuenca del Murray-Darling, responsable de la gestión del sistema fluvial, ha fracasado en su labor».
El numerosos lugares se ha agotado el agua potable, de los grifos solo sale un caldo marrón. (Foto: Jenny Evans / Getty)
Mala gestión y negligencia grave
La Autoridad de Gestión de la Cuenca del Murray-Darling se fundó en 2012 como parte de un acuerdo entre el Gobierno nacional de Camberra y los cinco estados ribereños. Este organismo tenía como objetivo realizar una gestión del agua justa para todos y que no pusiese en peligro el sistema.
Una investigación oficial recientemente publicada confirma la acusación de la alcaldesa. La investigación ha sido solicitada por el Gobierno del estado de Australia Meridional. Ubicado en el curso bajo del sistema fluvial, Australia Meridional está especialmente afectado por la falta de agua. El informe de investigación critica duramente el plan de rescate realizado en su momento.
Hasta la actualidad se han invertido 13 000 millones de dólares australianos, prácticamente 9000 millones de francos suizos, procedentes de las arcas del estado. Pero la lista de negligencias descubiertas por la comisión de investigación es larga: según sus conclusiones, los gobiernos habrían hecho caso omiso del consejo del expertos y el reparto de agua se habría hecho según criterios políticos en lugar de criterios científicos. Los efectos del cambio climático sobre el sistema fluvial se habrían ignorado por completo.
Empleados de la Autoridad de Gestión del Murray-Darling habrían autorizado a grandes empresas agrícolas la extracción de ingentes cantidades de agua. En parte habría violado su propia normativa por negligencia grave. El robo de agua a gran escala y la manipulación de equipos de medición de agua no se habrían perseguido suficientemente, relata la comisión de investigación.
Los ríos Murray y Darling son, junto con sus afluentes, las arterias vitales de un territorio tan grande como Alemania y Francia juntos. En la cercanía del agua, el polvo rojo típico del interior australiano deja espacio a los pastos, la maleza y los eucaliptos. (Foto: David Gray / Reuters)
Derechos sobre el uso del agua para la protección del medio ambiente
Pero los políticos responsables de la Autoridad de Gestión de la Cuenca del Murray-Darling rechazan frontalmente las críticas. La Autoridad de Gestión del Murray-Darling se siente orgullosa de haber introducido en el río 2.000 gigalitros de agua a pesar de todos los problemas políticos, afirma una portavoz de la entidad.
Se han vuelto a adquirir muchos derechos de uso sobre el agua a los agricultores, recuperando así más agua para el medio ambiente, comenta. Esto es algo único en el mundo según sus palabras. Además, la Agencia dice haber incentivado con éxito a las empresas agrícolas para que modernizasen sus sistemas de riego y ahorrasen agua. En definitiva, nos encontraríamos en muy buen camino para corregir cien años de uso incorrecto del sistema fluvial.
La hija de los criadores de ovejas de Tolarno Station, Kate McBride, de 21 años de edad, lucha desde que era adolescente contra el mal uso del agua y por el futuro de la empresa familiar. Junto con otros granjeros de la parte baja del sistema fluvial voló con una pequeña avioneta alquilada al norte subtropical de las cuencas altas del Darling. Allí llovía con fuerza, mientras que el curso bajo está afectado por una sequía de tres años.
La voz de McBride tiembla de rabia cuando describe lo que ha visto en el vuelo: en todas partes de la enorme zona de regadío agrícola domina el verde. Amplios canales entre campos de algodón y kilómetros de estanques de retención están llenos de agua. «Esto tiene que acabar», afirma enfadada, «no puede ser que en las cuencas altas del sistema se extraiga agua para el riego de enormes campos de algodón de grandes empresas agrícolas, mientras que en la parte baja del río las personas y los animales estén luchando por sobrevivir». Muchas personas del curso bajo son de la misma opinión.
Un panorama frustrante: durante su vuelo sobre los territorios de las cuencas altas del río Darling, la joven activista por el agua Kate McBride contempla exuberantes campos verdes de regadío. Sin embargo, en la granja de ovejas de su familia en el curso bajo del río se está agotando el agua. (Foto: PD)
Las empresas compran derechos sobre el agua
Ingentes cantidades de agua ni siquiera llegan al sistema fluvial. Porque muchas grandes empresas del norte han comprado el derecho a extraer el agua de paisajes inundados tras las tormentas y lluvias monzónicas y a almacenar el agua en depósitos privados. «Así consiguen su agua los productores de algodón», explica la portavoz de la Autoridad de Gestión de la Cuenca del Murray-Darling.
Más del noventa por ciento del excelente algodón australiano se cultiva en las cuencas altas del sistema fluvial de Murray-Darling. Es cierto que las plantas de algodón necesitan muchísima agua; pero la cosecha total tiene un valor de casi 2000 millones de dólares. Se exporta principalmente a China y a India. Algunas empresas textiles de estos países han invertido en empresas agrícolas australianas.
Los directivos de las empresas y muchos pequeños productores de algodón autónomos de las cuencas altas están hartos de ser los malos de la película. Michael Murray, de la organización sectorial Cotton Australia, afirma que también muchos productores de algodón están afectados por la sequía. Además, los productores australianos de algodón habrían reducido considerablemente su consumo de agua en los pasados años gracias a la optimización de los métodos de riego.
Los políticos reaccionan con obvias reticencias ante los resultados de la comisión de investigación y las críticas de los granjeros del curso bajo del río y de los ecologistas. Tanto los representantes del partido conservador de la coalición de gobierno, como también los del Partido Laborista en la oposición. Ambas partes subrayan su intención mantener el plan de rescate de 2012 y optimizarlo. En los próximos meses se celebrarán elecciones, tanto de ámbito nacional como en el estado de Nueva Gales del Sur, fuertemente afectado por la escasez de agua. La situación es complicada, los grupos de interés implicados en la cuestión son poderosos. Para los políticos de ambos bandos es arriesgado abordar el tema ahora.
A finales de enero se produce en Menindee y en otros lugares del curso bajo del sistema fluvial Murray-Darling una muerte masiva de peces. Las autoridades apuntan a la sequía como único responsable. (Foto: Graeme McCrabb / EPA)
Los Verdes (un partido pequeño en Australia) exigen por el contrario un prohibición inmediata de las extracciones de agua en periodos de sequía para las grandes empresas agropecuarias. «Estas personas extraen demasiada agua del sistema fluvial y no se preocupan por lo que sucede con las personas y la naturaleza aguas abajo», protesta Sarah Hanson Young, senadora de Los Verdes, «solo se preocupan de sus beneficios».
Acciones desesperadas para los votantes
Para apaciguar a los votantes, el Gobierno nacional está adoptando actualmente algunas medidas en apariencia desesperadas. Por ejemplo, cuando a finales de enero perecieron millones de peces en el curso bajo del río en aguas contaminadas por algas. Empleados de la autoridad pesquera de Nueva Gales del Sur intentaron salvar a mano y con redes los peces supervivientes. Los peces se trasladaron en vehículo a cien kilómetros de distancia y se liberaron en agua limpia.
Justo en el momento de realizarse esta acción, el Viceprimer Ministro australiano Michael McCormack visitó el municipio de Menindee junto al lago seco. McCormack pertenece al Partido Nacional, el socio minoritario de la coalición de gobierno, cercano a los intereses del sector agrícola. En su momento criticó las primeras medidas cautelosas para la protección del sistema fluvial como «ataque económico al interior del país». En opinión de McCormack, las actuales muertes de peces y el declive del ingente ecosistema es exclusivamente atribuible a la «terrible sequía». No tiene nada que ver con mala gestión, fracaso de las políticas o cambio climático, afirmó el segundo representante más importante del Gobierno de Australia.
NZZ, Australia pelea por las últimas gotas de agua: https://www.nzz.ch/international/australien-trockenheit-im-groessten-flusssystem-ld.1459434, consultado el 28.06.2019.